13 de febrero de 2008

"Nos falta un poco de argentinismo"

Entrevista a Ricardo Iorio, de Almafuerte, publicada el viernes 9 de febrero de 2001 en el Diario El Fundador de Villa Gesell.

De lejos se escuchaba un conjunto de notas totalmente desaforadas que desde su propia guitarra, Claudio Marciello se encargaba de conectar en un torrente de energía espontánea, aumentada aún más por la potencia de los palillos de Bin Valencia, un nuevo baterista más en la lista de Almafuerte.
Interrumpiendo la prueba de sonido que la banda estaba realizando en La Reina de Paseo 105 y Avenida 3, se pudo concretar el diálogo entre El Fundador y Ricardo Iorio, que es algo así como el icono por mérito y trayectoria del metal pesado de nuestro país. El alma, el bajo y la voz del grupo es más grandote de lo que parece, lo que no impide poder apreciar dos cosas: una imponente personalidad y su enorme amor por su propio país.
Almafuerte (que hoy es, indudablemente, la agrupación más importante de su género) ofreció un show impecable que estuvo a la altura de las circunstancias (el cierre de eventos del boliche en dodne tocaron, a todo motor).
Antes, el propio Iorio mantuvo su diálogo con este medio, apelando a la misma fórmula a la que nos tiene acostumbrados: a ser él.

¿El 2000 fue un buen año para ustedes?
Para nosotros son buenos todos los años, porque siempre hicimos lo que queremos. Tampoco podemos hablar de la reactivación del rock nacional porque quizás somos los menos difundidos de ese paquete. Yo creo que si nosotros, cuando nos trasladamos de Buenos Aires a Villa Gesell, tocamos canciones de Vox Dei, dentro de 25 años se van a escuchar las canciones de Almafuerte y capaz que ahí nos tomen como “rock nacional”. Generalmente, hay que morirse para que te quieran.

¿Y por qué hay que esperar tanto para que se difunda la música de ustedes?
Y… porque somos realmente argentinos y machistas. A las putas les pagamos, no les hacemos canciones. Y porque no somos putos (canta fragmentos de algunas canciones de actual rotación radial), somos chabones con voz de hombre, pero somos tres. No somos ni 17 como los Cadillacs ni 42 como Bersuit o toda esa gilada que hace cumbia. Nosotros tocamos música de verdad.

¿El grueso de la gente escucha basura?
¡Sí! la gente escucha Pearl Jam. ¿Pero quién influenció a la gente? Se escucha eso porque es lo que te pasan en las radios, en la tele; te lo ponen en una remera. De última, te hacen creer que eso sirve, pero en realidad a nuestra nación no le aporta nada. Bandas míseras y usureras como esas garrapiñadas hijas de puta. La gente escucha mierda porque se le da mierda. Nuestras canciones son hermosas, mas si les das difusión… de eso depende todo.

¿Las discográficas y los medios ayudan a eso?
Por supuesto. Por eso estamos con Chayanne… “bum, bum, poné a gozar tu cuerpo”… o el cabezón ese… Arjona… o Elvis Crespo o cualquier gilipollas que viene a cantarnos a nuestra propia nación. Ahora tenemos la cumbia villera y todo eso, y sigue quedando relegado el sentimiento nacional que tenemos que es el metal pesado. Porque, mire amigo, hay una cosa simple para decir: nosotros no somos los que nos vamos a olvidar de que tenemos patria, bandera y sentir nacional… y al que le pique, ¡que se rasque, mierda!, porque estamos en nuestro país, porque ningún “Dibu” pelirrojo de pequitas nos va a venir a cambiar la sabiola…

¿Falta sentimiento patrio?
No sé si falta, a mí por lo menos no. Sé que hay una gran historia como para que si uno quiere querer a su patria, quede como un negro de mierda porque le dicen “eh… sos nacionalista”… ¿y cuál es, che?, ¡la reputamadre que te parió!. Que se sepa que nosotros tenemos ese sentimiento que es el que nos diferencia de Los Redonditos y de Viejas Locas, o de la Sorda, perdón, digo, de La Renga… de que nosotros estamos concientes de que somos los herederos de personas que hace 150 años dieron la sangre para que este país sea independiente. Ningún Expedición Robinson ni ningún culo roto en la tele nos va a hacer olvidar eso.

¿Somos un país independiente?
Yo me siento un luchador de que mi país sea independiente. A mí me motiva el sentido de poder expresar y recordar de que somos herederos de personas que dieron su vida por esta patria. Mi onda no es “mi cola arde en el risco” ni Chayanne. No es xenofobia lo mío, más allá de que me procesaron por decir que si sos judío no tenés que cantar el himno. Pero bueno, me hago cargo.

¿Aún seguís pensando lo mismo?
No es que siga pensando lo mismo. Son cosas que se van sumando. Eso me lo sumaron a mí, porque soy Ricardo Iorio, el hijo de un verdulero. Yo agarro un instrumento, amigo, no agarro pólvora. La mía no es La Tablada ni el Che Guevara. La onda es mi país y voy a mostrar mi sentimiento nacional. ¿Por qué solo lo voy a mostrar cuando mete un gol Maradona con la mano?

La banda vino sufriendo varios cambios de baterista…
Siempre los tuvimos, porque los bateristas son una cosa jodida en nuestra nación. Porque el que no es puto, es careta o tiene miedo. Ahora tenemos a Bin Valencia y ponemos las manos en el fuego por él, como ayer lo hicimos por Martínez o anteayer por Cardacci. Uno no sabe bien ni es quién ni cuando poder la confianza. “Yo creo que no hubiese sido cantor/ de no haber sido que un día/ junté penas y alegrías/ y la puse en una balanza/ al lomo eché la esperanza/ y al pecho la rebeldía”.

¿Y cómo sobrellevan esos cambios?
La banda no tiene cambios, porque los bateristas son como motores a los que les echás nafta y se la tienen que bancar. Iorio y Marciello somos los autores y compositores.

Hablame de Almafuerte, versión 2001…
Ahora ya nos vamos a grabar nuestro próximo disco que se va a llamar “Agua” y principalmente habla de que “El agua brota del subsuelo pudriendo las raíces/ y el porteño se aflije si no para de llover/ se saturan de evacuados, tinglados grises/ pues los cauces entubados no se dejan contener/ y muy pronto todo está inundado/ menos que mañana y más que siempre/de llegar la sudestada arrimando el río/ si se suma a la tormenta brava, el final se hará evidente/ solo sobrevirirá el valiente, huirán los ricos/ antes de que los lavabos regurgiten defecciones”. Eso no es ni “es como un gato siamés” ni “me gustas mucho”. El rock es como lo que dijo Olmedo en la película “el negro no puede”: “son todos putos”..

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7 de febrero de 2008

Renovarse o resistir

Informe sobre la situación del metal argentino, publicado el viernes 1º de julio de 2005 en el Suplemento Sí de Clarín.

Tery, guitarrista de Carajo, suelta el hiper-ultra-conocido riff de Smoke on the Water en un escenario de Lomas de Zamora y el público responde con muecas de sorpresa. Corvata tiene que salir a justificar el blooper diciendo "son chicos y no conocen esos temas". Igual, pero al revés, los Cabezones fueron recibidos por una lluvia de objetos contundentes por parte del ortodoxo público de Iron Maiden cuando telonearon a los ingleses en el 2001.

Si el metal fuese una moneda, en Argentina sería bien distinguible cuál es la cara y cuál, la cruz. Ya pasaron los tiempos en los que todo heavy de ley cantaba Brigadas metálicas como himno de una comunidad tan cerrada como autosuficiente. Ahora la lucha es interna y divide las aguas: renovarse o resistir. Mientras para algunos el dilema más importante es saber si V8 murió o no, otros prefieren cortar por afuera y llegar un poco más allá, tal como hizo A.N.I.M.A.L. Promediando los '90, fue el primer grupo sin ex-músicos de V8 en llegar a las grandes ligas del metal criollo... y también el único.

"El público metalero es como el tanguero: trata de conservar la pureza. La gente no acepta a las nuevas bandas porque carecen de carisma", dice Gabriel Ganzo, ex batero de Horcas y actual Razones Concientes.

Como si fuese una batalla generacional, la vieja escuela cierra sus filas y cuida celosamente su patrimonio: una repisa de símbolos (caudillos vivos como Ricardo Iorio, músicos fallecidos como Osvaldo Civile y hasta letras como "la H") que no está dispuesta a compartir con nadie de afuera. Como sucede con el peronismo, el lema parece ser: si no se desciende de V8 (como Iorio, Almafuerte, o Giardino, Rata Blanca) no se asegura la gobernabilidad. Muchos iniciados que son soportes de bandas conocidas no pueden salir del laberinto litúrgico sucumbiendo ante el pedido del público de tocar clásicos del heavy nacional (el más escuchado: "¡Destrucción, destrucción!"). "Lo hacen para mostrarse ante la gente de los grupos que telonean, aunque después no progresan porque el fanático termina rechazando las copias", dice el Tano Romano, ex violero de Hermética y de Malón. Otros prefieren marcar territorio esquivándole al negro chupín y la cara de malos, pero se legitiman a través de los gustos, como César, de Cabezones ("en Santa Fe tenía posters de Maiden y Metallica" confesó una vez) o Corvata, de Carajo ("Zeppelin fue mi primera banda preferida" dijo meses atrás).

¿Cuál es el problema entonces para que en diez años no haya surgido una nueva propuesta convocante? El mercado no es, ya que está capacitado para permitir la coexistencia de casi quince sellos independientes, media docena de revistas especializadas y una infinidad de programas radiales. Palabras como "movimiento", "caudillo" o "nacionalismo" vuelven inevitable a la comparación con el peronismo. Así está la convivencia musical de la derecha, de la mano de la vieja camada de heavies (Almafuerte, Tren Loco, Razones, Rata Blanca y, cada vez menos, Horcas); el centro, representado por aquellos que ya no son una cosa pero tampoco llegan a la otra (Oconnor, Carajo, Nativo, Plan 4); y la izquierda revolucionaria, con las tendencias más refrescadas (el stoner y el metal ultraextremo). Una convivencia tensa y muchas veces conflictiva. ¿Será como aquella analogía que Antonio Cafiero hizo entre el justicialismo y una bolsa de gatos, dentro de la cual los felinos parecían pelearse pero en realidad se estaban reproduciendo? ¿O simplemente será porque, tal como confiesa el cantante Claudio O'Connor, "somos re heavies, re jodidos"? Por ahora, están más bien desunidos y dominados
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RICARDO IORIO (Almafuerte)
"Hay excelentes bandas, como El León o Kybalión, que están para competirle a cualquier tragaleche del mundo. Existe una mano negra que advirtió que en Argentina el heavy es el bastión del cristianismo y del nacionalismo y que apunta a cosas muy de la familia, de hacerse cargo y de corregir errores. Entonces no le conviene su divulgación. Cuando existe un barrio problemático, un montón de pelotudos dicen: "¡Ay, allá es re heavy!". Mientras estás vivo te vomitan y te cagan, y si te moriste, mucho mejor. ¿No viste lo que pasó con Pappo?"
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ADRIAN BARILARI (Rata Blanca)
Acá no hubo propuestas serias de bandas y empezó a aparecer la moda de los grupos que hacían un rock más popular para que lo consuman sólo acá. Nosotros miramos para afuera y logramos abrir un mercado en el exterior. Nunca entendí las divisiones entre bandas, aunque ayudada mucho también la cuestión de barras que tiene el público de decir "yo soy de uno, y por eso no sigo a otro". Después cada artista sabrá qué hacer con su propia música. Yo puedo tener problemas con alguien, pero no los voy a arreglar arriba del escenario".

CLAUDIO O'CONNOR
"En el metal hay mucho prejuicio a mezclarse con gente de otros palos, y eso es por egoísmo a no querer compartir nuestro lugar y nuestra historia con otros que no son iguales. Y temor a que otros piensen que somos lo que en realidad no somos por estar con tipos que puedan parecer blandos. Es un desperdicio de humanidad estar pendiente solamente de si vuelve Hermética. Es como que yo vaya a la iglesia y pida que resuciten a Cristo de nuevo porque hace 2 mil años yo no nací y no lo pude ver. ¡Se me paran los pelos con esas cosas!".

CORVATA (Carajo)
"La renovación no se da porque hay una gran falta de amor en la gente del metal. No te digo que en el pop son todos muy amigos, pero acá cada banda siempre hizo la suya. Nosotros con A.N.I.M.A.L. tratamos de ser abiertos y algunos nos respetaron, aunque también nos comimos muchos palos. Es re difícil bancarse esta música, porque tenés que ser coherente con el mensaje y contundente con la propuesta, entonces hay gente que prefiere hacer otras cosas. También ya pasó el fervor de los '90, cuando venían todos los grosos de afuera".

ANDRES GIMENEZ (A.N.I.M.A.L.)
"Acá hay tres vertientes muy marcadas: el metal más abierto como el nuestro, el radical que es el de Iorio y el clásico de Rata. Cuando nosotros empezamos, vimos que había falta de apertura mental y musical, y creo que nuestro aporte fue liberar a mucha gente que buscaba una banda con orígenes en el metal, pero que luego no se estancó. El problema es que los grupos que marcaron un hito lo hicieron de una forma tan contundente, que todos los que vinieron después cargan el estigma de "sonar parecidos" y por eso no pueden avanzar"
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